viernes, 9 de octubre de 2009

Enfermo?

Lleva varios meses con quimio y la rutina de ir al hospital cada 15 días era poco a poco aburrida. Mi rutina consistía en no estar en casa, fuera en PZ, San Carlos ó en Curri. El salir a un café internet, almorzar fuera o tomar algo en las tardes, era una forma de no estar en casa pensando en el CANCER y cuestionarme miles de cosas que sin hacer nada llenarían mi mente.

Se puede decir que hasta olvidaba que estaba enfermo ya que continuaba saliendo con amigos, de paseos, comiendo todo lo que me encontraba, tanto así que subí de 155 libras a 185 en un par de meses. Recuerdo a Doña Laura (amiga de mi madre) quien nos acompaño a una cabalgata por Pital. Ella muy gentil me pregunto:

-"¿Cuál de sus hermanos está enfermo con cáncer?"

A lo que respondí:

-"Yo".
Su mirada de duda, un silencio de segundos la hizo responderme que no me creía, ya que con lo que había comido y tomado no parecía que estaba mal.

Es cierto, se puede decir que no tuve efectos secundarios. Bueno los que tuve fueron psicosomáticos, ya que en el momento que me colocaban la vía para iniciar el tratamiento de quimio, era como que presionaban un botón que me ocasionaba vomitar sin parar. Lo curioso era que al finalizar la terapia y retirar la vía todo volvía a la normalidad. Tanto así, que pasaba a Real Cariari a comer comida peruana y luego un cappuccino o helado. De camino a San Carlos comparaba queso palmito y unas picaritas y siempre llegaba a casa a comer lo que Margarita me preparaba.


De hambre no me iba a morir, de eso estaba seguro.


Un día me fui a unas fiestas en Muelle de San Carlos con mi amigo Fernando H. Claro días antes le consulte a mi médico si me permitía timar un par de cervezas o unos whiskys, a lo que él respondió: "Claro!". Esa noche me tome como 5 whiskys y llegue a la casa a las 5 a.m..


El problema no fue lo que tome. Lo difícil fue darme cuenta que no portaba las llaves y tuve que llamar por teléfono para que me abrieran la puerta. La cara de mi madre era como de película de terror, no me quiero acordar.


Lo malo es que el día siguiente me fui con Fernando, Randy y Keith a una fiesta en casa de Roberto. Nuevamente llegue a las 5 a.m., claro ahora con las llaves en la bolsa estaba mucho más tranquilo. Lo malo es que se activo la alarma y de nuevo mi madre se levanto y me dijo muchas cosas. Yo solo pensaba:

"unas copas de más y una desvelada no me matarán, claro comparado con el cáncer".
Me acosté, y a las 9 a.m. me despertaron para comunicarme que íbamos para una cabalgata. Íbamos?, así era. Ya que si estaba bien para irme de fiesta, lo iba a estar para salir en familia.
Ese día fue verdaderamente largo.

Foto (En el Castillo en Febrero del 2003 con mi Familia los Sánchez Lizano & amigos, ya tenía un ciclo de quimio)


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