jueves, 22 de octubre de 2009

Despues del cancer

Hay cosas que dejan huella, el cáncer fue una de ellas. Me enseño a tener fe, esperanza, bondad, a ser alguien que puede ayudar y ser solidario. Me hizo abrir los ojos a la realidad, dejando de lado la vida color de rosa que siempre idealizamos.

Sobrevivir a una prueba tan dura y difícil es algo que pocos logran. Considero que por falta de lucha o razones para continuar. En mi estadía en el hospital conocí mucha gente que murió de una gripe, de un medicamento que administraron por error, depresión o como un amigo, el médico se fue de vacaciones y el estuvo mes y medio en el hospital haciendo nada ya que nadie mas podía encargarse de su caso.

La pérdida de un ser querido es difícil, es la ausencia la que mata. El diario vivir. Sus huellas dejadas por la casa, los amigos, en fin los recuerdos.

La vida no es fácil para muchos, para otros es tan fácil que no la valoran. Lo que si hay que tener en cuenta es que no importa por lo que se esté pasando, hay que continuar con la mirada al horizonte y continuar el camino. Al cabo de los años y cuando las situaciones difíciles hayan pasado será una experiencia de vida. Algo que nos hará más fuertes.

Foto ( finalizando la radioterapia).


sábado, 10 de octubre de 2009

TROMBOSIS....

Una tarde de viernes en Ciudad Quesada, un poco de lluvia, y aburrido. Al ser las 4 de la tarde recordé que debía recoger mis anteojos, me fui con mi madre y listo. Al dirigirme al auto una sensación de cosquilleo tomo mi pierna y el brazo derecho, a miles costos llegue donde estaba parqueado. Mi madre pensó que era un simple calambre o algo así.

Llegue a la casa y en un rato paso esa sensación.
El sábado transcurrió normal, sin molestias.

El domingo me fui al centro a caminar un rato, fui al café internet a escribir algunos mensajes y regrese a casa. Por ser una tarde soleada decidí caminar hasta la casa. Al ir llegando al cruce del Liceo San Carlos inicio de nuevo la sensación de cosquilleo, Tome fuerza y me decía:

-"no me puedo paralizar, debo llegar a casa. Continúe caminado. Al llegar me di cuenta que no había nadie y no portaba las llaves. Me senté en la acera a esperar. En eso se me paralizo la pierna. La angustia me domino y solo pensaba en que debía pasar rápido. Unos 10 minutos luego tuve de nuevo movilidad. En eso llego la familia. Les comente lo sucedido y solo creyeron que era por tensión y estrés ocasionados por la quimio.

El martes siguiente fui a mi consulta médica, el médico solo con verme se asusto y me dijo:
-"tiene un edema en el cuello, es una trombosis, hay que ingresarlo de emergencia".

El catéter subcutáneo que me colocaron semanas atrás se obstruyó ocasionando una trombosis. Ocasionó un coágulo que llego a la altura de la nuca.


En el momento que retiraron el catéter la inflamación se redujo considerablemente. Pero lo peor apenas iniciaba. Una migraña terrible inicio, 17 días con un continuo dolor de cabeza. Este dolor era tan fuerte que sentía alivio cuando trataba de arrancarme el cabello.


Miles de medicamentos y nada aliviaba el dolor. El tomar soda con limón y mucho hielo me aliviaba un poco, me refrescaba el estomago y me dormía un par de horas. Claro roncaba como un oso.


Un domingo llego mi tía Mayra y mi prima Itzel, el dolor era tan fuerte que se asustaron mucho. Les comente que deseaba tomar soda con limón y hielo. Itzel se fue a comprar la soda y camino por toda el área de el mercado la Coca Cola en busca de hielo. Nadie le quiso dar un poco y tuvo que ir a comprar una bolsa. Cuando me tome la soda me sentí mejor.


El sentimiento de impotencia era tal que pensé que iba a morir pronto, 17 días y nadie me daba una explicación de lo que me pasaba. Sentía que estaba muriendo, quimioterapia, anticoagulantes y miles de medicamentos para tratar de aliviarme. Cuando mi padre me llamo desde USA para ver como estaba, solo pude manifestar el amor que sentía por el pero que iba a morir, de la impresión el tomo un avión y al los tres días ya estaba a mi lado.


A los días llegaron como 6 médicos a ver qué tratamiento ó medicamento me suministraban para aliviar mi dolor. En eso una doctora comento de un artículo que leyó donde explicaba un caso similar. Consistía en una mezcla de pastillas que pulverizaban y las inyectaban.


Eso lo ejecutaron y el alivio llego. Claro ese día fue de miles de pastillas e inyecciones y la quimio. Gracias a Dios el siguiente día amanecí tan bien que me dieron la salida.


Salí del hospital rumbo a Curri a casa de Chela. Lo primero que hice fue irme con mi prima Claudia al restaurante chino y comer todo lo que me encontré. Fueron 17 días que casi no comía, sino era por el dolor, era por el mal sabor de la "comida de hospital".

Foto ( Con Evelyn una amiga que estuvo cerca en el proceso de recuperación y sigue siendo una amiga que cualquiera desearía tener).


viernes, 9 de octubre de 2009

Enfermo?

Lleva varios meses con quimio y la rutina de ir al hospital cada 15 días era poco a poco aburrida. Mi rutina consistía en no estar en casa, fuera en PZ, San Carlos ó en Curri. El salir a un café internet, almorzar fuera o tomar algo en las tardes, era una forma de no estar en casa pensando en el CANCER y cuestionarme miles de cosas que sin hacer nada llenarían mi mente.

Se puede decir que hasta olvidaba que estaba enfermo ya que continuaba saliendo con amigos, de paseos, comiendo todo lo que me encontraba, tanto así que subí de 155 libras a 185 en un par de meses. Recuerdo a Doña Laura (amiga de mi madre) quien nos acompaño a una cabalgata por Pital. Ella muy gentil me pregunto:

-"¿Cuál de sus hermanos está enfermo con cáncer?"

A lo que respondí:

-"Yo".
Su mirada de duda, un silencio de segundos la hizo responderme que no me creía, ya que con lo que había comido y tomado no parecía que estaba mal.

Es cierto, se puede decir que no tuve efectos secundarios. Bueno los que tuve fueron psicosomáticos, ya que en el momento que me colocaban la vía para iniciar el tratamiento de quimio, era como que presionaban un botón que me ocasionaba vomitar sin parar. Lo curioso era que al finalizar la terapia y retirar la vía todo volvía a la normalidad. Tanto así, que pasaba a Real Cariari a comer comida peruana y luego un cappuccino o helado. De camino a San Carlos comparaba queso palmito y unas picaritas y siempre llegaba a casa a comer lo que Margarita me preparaba.


De hambre no me iba a morir, de eso estaba seguro.


Un día me fui a unas fiestas en Muelle de San Carlos con mi amigo Fernando H. Claro días antes le consulte a mi médico si me permitía timar un par de cervezas o unos whiskys, a lo que él respondió: "Claro!". Esa noche me tome como 5 whiskys y llegue a la casa a las 5 a.m..


El problema no fue lo que tome. Lo difícil fue darme cuenta que no portaba las llaves y tuve que llamar por teléfono para que me abrieran la puerta. La cara de mi madre era como de película de terror, no me quiero acordar.


Lo malo es que el día siguiente me fui con Fernando, Randy y Keith a una fiesta en casa de Roberto. Nuevamente llegue a las 5 a.m., claro ahora con las llaves en la bolsa estaba mucho más tranquilo. Lo malo es que se activo la alarma y de nuevo mi madre se levanto y me dijo muchas cosas. Yo solo pensaba:

"unas copas de más y una desvelada no me matarán, claro comparado con el cáncer".
Me acosté, y a las 9 a.m. me despertaron para comunicarme que íbamos para una cabalgata. Íbamos?, así era. Ya que si estaba bien para irme de fiesta, lo iba a estar para salir en familia.
Ese día fue verdaderamente largo.

Foto (En el Castillo en Febrero del 2003 con mi Familia los Sánchez Lizano & amigos, ya tenía un ciclo de quimio)


jueves, 8 de octubre de 2009

El cáncer, una lucha, una decisión parte 2



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Luego de saber que posiblemente tenía cáncer, el día siguiente inició mi batalla.

Miércoles, jueves y viernes me realice todos lo exámenes que debía. Sábado, ¿lo peor?, ingrese al hospital. El siguiente lunes fue la biopsia, la que confirmo el linfoma de hudgkin. Eso no fue lo peor. Luego de la biopsia se percataron que tenía cerca de dos litros de líquido almacenados en el pulmón izquierdo, lo drenaron. Cuando desperté me sentí como un colador, lleno de pequeños puntos sobre el pecho izquierdo y aún no sabía el porqué.

El día después de la biopsia era 24 de diciembre. La peor de mis navidades. Solo, en un frío hospital rodeado de gente sin fe ni esperanza. Luchando como yo, y sintiendo la ausencia de la familia, el regalo de navidad y claro, el tamal.


El 27 de diciembre comprendí mucho de lo que en el pasado escuche sobre la quimioterapia, de frente inicie con la primera sesión de 6 ciclos, donde cada ciclo sería de 2 sesiones.

Como de costumbre desayune, no muy rico ya que la comida de un hospital nunca es la mejor. Me dirigí a la primer quimio, claro sin saber que era o que la componía.
Llegué a una sala en el fondo del Hospital San Juan de Dios, en una segunda planta se encontraba un área con poco espacio y muchas personas sin cabello, sumamente delgadas y con un color de piel verdoso. Se me acercó una enfermera y me dijo:
"hola, yo le tomaré la vía para iniciar con la terapia". 
De inmediato me pusieron una vía conectada con una bolsa como de suero, solo que la sensación en mi brazo era de un líquido frío al principio, pero como se iba terminando y colocaban otras bolsas, esa sensación era de algo que me quemaba las venas. La sensación de mi cuerpo era extraña, nauseas, mareos y poco a poco estaba más sensible. Sentía cada vello de mi cuerpo, en pocas palabras reconocía sensaciones nuevas, como dándome cuenta de mi cuerpo y sus componentes.

El tiempo fue pasando, al cabo de varias horas terminé con el tratamiento y me dirigí a la sala donde estaba hospitalizado.El día siguiente me fue para Ciudad Quesada a casa de mi madre a pasar el fín de año.

Nunca debemos perder nuestro verdadero potencial.

Como siempre hay días buenos y otros no tanto, algunos son tan duros que deseamos que terminen rápido, pero siempre cada día tiene algo posi...